Con
narración ficticia verosímil, Del Vall novela al cortesano joven Loyola como
trayectoria dominada por desmesurado “afán de gloria”. Si el afán determinara
el comportamiento, Yñigo posiblemente no sería uno de los actores clave en el
giro histórico que lleva a la modernidad. Pero experimenta en su propia vida y
convierte en método la conducción libre de sí mismo y el acompañamiento a otras
personas. En expresión de un insigne jesuitas del S. XX, cada persona “(el
hombre) hace su alma” (De Chardin SJ). ¿Ingenuidad de quien ignora la sospecha
freudiana de un inconsciente ominipresente e incontrolable? Más bien profundo y
respetuoso autoconocimiento. Tras la eficaz determinación de Loyola apunta un
misterio de gratuidad que trasciende las limitaciones del individuo y lo hace
sujeto a una historia colectiva de sentido.
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