miércoles, 4 de abril de 2018

Jaspers / Heidegger / Arendt

Cuando muere, H. Arendt sigue enamorada de Heidegger (“Pensadores temerarios”, Lilla, 2001).  El encuentro comienza con un amigo común: K. Jaspers. Cuando Heidegger abraza el nazismo y accede a rector de Friburgo, Jaspers no cabe en sí de asombro y se inculpa: no fue capaz de evitar que su amigo cometiera tal error. Arendt, judía ella misma, queda transtornada ante el giro de un hombre del que está enamorada. Elzbieta Ettinger (1996), al leer la correspondencia (limitada) de Arendt a Heidegger, interpreta esta relación de forma patológica: un depredador que engancha a una ingenua. Arendt acaba trazando una línea entre filosofía (admirable en Heidegger) y política (incomprensible para ella). Jaspers, sin embargo, interpreta que en la filosofía de Heidegger late una pasión irracional que lo llevó a apoyar al tirano.

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