Recorre el idealismo y ve lo contrario que Marx: que la grieta es previa
a la historicidad. No solo el sujeto está asaltado por una grieta (algo así
como el pecado original), apunta Žižeck más bien que esa grieta es lo real. No es que el sujeto no sea
capaz (“homo labilis” en expresión de Ricoeur) de reconocer lo real, sino que
lo real es propiamente la incapacidad. Caos. La historia como liberación
(materialismo histórico de Marx) es ideología: idealismo que desprecia el
horror ni el caos. En Žižeck no cabe un Dios de bondad, belleza y verdad. Dios
también es la grieta. Frente al nihilismo de la postmodernidad tolerante, el
esloveno lee un realismo negativo: no es que la cultura o la historicidad
apunten a la nada, sino que la nada es propiamente lo real que irrumpe por
sorpresa en la historia y la cultura. Una irrupción que es violenta por que
desenmascara los sueños materialistas.
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