Durante años, la gente del mundo occidental del siglo XX y XXI vive en
la certeza de que el próximo año estaremos mejor. Siempre fue así en mi entorno: el año que
viene tendremos nuevas cosas, nuevos electrodomésticos, mejores muebles, más
educación, mejor servicio de salud… Así vive Europa tras la segunda guerra
mundial y el acuerdo de Bretton Woods. La mayoría de las necesidades humanas
encuentran una respuesta cada vez mejor. Sucede así con las necesidades materiales
(alimentación, ropa, vivienda). Las del alma (educación, cultura, equilibrio
interior…) se van adecuando a respuestas más “científicas”: una nueva
espiritualidad, la poesía, la psicología, el ansiolítico, el coaching o las mil
maneras de la autoayuda. Fácil es encontrar hoy a personas que viven sin
plantearse una pregunta por la salvación: ¿de qué necesito salvación? ¿Qué más debo pedir aparte de esta soledad
visitada que es la vida?
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