El estructuralismo filosófico aparece tras un recorrido previo en las
ciencias humanas. El estructuralismo lingüístico (Saussure) muestra que el
lenguaje no suma elementos con identidad, sino que confronta diferencias
relacionales, donde el valor es “según la posición que ocupa en el sistema”
(Morey, “Foucault y Derrida”, 2015): oposiciones binarias que van dando lugar
estructuras lingüísticas independientes de la voluntad humana. Así, el lenguaje
dejaría de ser algo humano para que lo humano pasara a ser algo lingüístico.
Lévi-Strauss lo aplica a la antropología: las culturas nacen de estructuras
inconscientes que se plasman en sistemas. La razón analítica permitirá
encontrar las leyes generales de toda organización, también la humana. No es
historia, ni memoria, ni voluntad lo que explica nuestra cultura, sino la
rigidez de estructuras inconscientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario