jueves, 31 de mayo de 2018

Voz pasiva

Los evangelios sinópticos reconstruyen el jueves santo como cena de Pascua celebrada por Jesús, con sus discípulos. Esa cena es coherente con lo vivido por el maestro, que en muchos momentos a lo largo de la narración come con prostitutas, publicanos y otras personas no aceptables para un purista de su época. Pero esa cena es diferente porque remite a la experiencia de todo su pueblo como historia de liberación: la sangre del cordero que mancha el dintel de las puertas es  sangre de liberación, sangre que frena al exterminador. Es la sangre del cordero que cada familia cena, que cada miembro consume como alimento para el camino. La cena, a su vez, mira hacia adelante en voz pasiva: detenido, acarreado, golpeado, juzgado, condenado, torturado, ejecutado. Dice la comunidad cristiana que cada jueves santo se celebra al amor.

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