Cae el modo sólido de autoridad patriarcal y navegamos eligiendo en la
vida líquida (Bauman). A la intemperie desde un impulso narcisista: toda
relación se vive como, a la vez, fuente de gozo y de amenaza. Quien fuma a mi
lado es una amenaza de cáncer de pulmón (Žižeck). Sin modelo duro de autoridad estoy obligado a ser feliz, puesto
que ya ningún "padre" me lo impide. En nuestra libertad postmoderna y líquida
asumimos el mandato narcisista e imposible: navegar bien y navegar feliz
(felicidad líquida, fluida, sin lealtades ni otras obligaciones).
Interiorizamos al Gran Hermano. No es necesario que nos exploten. Ya nos
encargamos nosotros mismos de hacerlo: pulidos, lisos, funcionales, (Byung-Chul
Han). Máquina de consumo y autoconsumo. Sin brújula: reaccionando a las aguas
que fluyen, con el enmascaramiento de que somos libres.
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