¿Es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad propio
de nuestro tiempo? Frankl (“El hombre en busca de sentido”, 1945) pinta, tras
la guerra, la neurosis de la ausencia de sentido. Es hijo de los
existencialismos. El final de la metafísica, el holocausto, el conocimiento
científico, la pequeñez de nuestras metas, la inercia del día a día llevan a la
neurosis noógena. La terapia es un éxodo de sí mismo, una trascendencia hacia
la otra persona, la otra realidad natural y, en última instancia, lo Otro
Absoluto que no se explica, que se alaba, se respeta, se sirve. El siglo XXI
inventa el coaching que hace de toda actividad la más eficiente. En “La
sociedad del cansancio” (2010), Byung-Chul ve una depresión por exceso de
sentido: todo es alcanzable, todo deviene propio. Nada hay fuera, extraño,
solemne. No es posible el Éxodo. No hay sito para el fracaso. Sólo cabe el
cansancio.
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