martes, 13 de marzo de 2018

Morir de éxito


“Se puede morir de éxito”. El triunfo es optimizarse para dar de sí lo mejor. Ahí, la distancia con el producto de mi trabajo desaparece. La explotación es auto-explotación. Byung-Chul, (“La expulsión de lo distinto” 2016) insiste: si no está lo otro, tampoco yo. Me hago mi producto sin dolor, sin explotación aparente, sin opresión. Al final, mi optimización me conduce a la depresión. De tanto optimizarme, dejo de sentir mi cuerpo. Hay en Loyola una sospecha sobre el ángel de luz: no todo éxito, no todo “no dolor”, no toda consolación, no todo “me gusta”, no todo “lo pulido” es belleza y consuelo verdadero. No toda entrega a la visión institucional es crecimiento. Loyola apunta: hace falta un éxodo de sí mismo en el “alabar, hacer reverencia y servir”. Si me optimizo, desaparezco. Si expulso al Otro, yo soy todo. Si soy mi producto, no soy.

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