Para Wittgenstein es una falsa pregunta con ninguna respuesta
posible, un falso problema y no hay nada que decir sobre el mismo. Mejor
callar. Sartre quizás piense que se trata de un sentido autoconstruido y que no
hay un para qué ya dado: el sentido se fabrica por la propia persona sin más
referente ni horizonte que la historia en la que vive. Foucault invita a
observar cómo el viento de las circunstancias lo borrará como a un rostro
dibujado en la arena de la playa. Sin embargo, las personas ponemos un para qué
a nuestras actuaciones, lo elegimos: el dinero, el poder, el placer. O, incluso
sin darle una formulación conceptual, el para qué es el miedo o la codicia, el
propio ego o aquellas causas que encumbran a la persona y le dan prestigio o reconocimiento.
Por tanto, ¿es el sentido una falsa pregunta o hay propuestas que son falsas
respuestas?
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