lunes, 6 de agosto de 2018

Institución y carisma


Todas las instituciones sistematizan la realidad para poder responder a ella. La intuición que las puso en marcha se muere si se tiene éxito en la respuesta. El autor del Apocalipsis lo deja ver en la carta al Ángel de la comunidad de Éfeso: después de indicar que todo se hizo bien, se señala: “dejaste tu amor del principio”. Lo que hacemos, parece, genera lazos y cadenas, nos ata. La pura gratuidad que anida en nuestro deseo más profundo se deshilacha a medida que describimos el objeto de nuestra actuación y evaluamos sus resultados, sus efectos, su impacto. Buber intuye que lo trascendente adquiere siempre forma antropomórfica, pero mantiene su halo de misterio. No hay Iglesia de éxito a la que no le pasen factura las necesidades objetivadoras de la institución. Sin embargo, institución y carisma van de la mano.

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