martes, 28 de agosto de 2018

Mortificación


La vida líquida, el continuo fluir, no sólo quita suelo a toda pretensión de permanencia, sino que, además, va rápido. Por eso,  el temor principal que toca a todo ser humano de nuestra civilización es el miedo a quedar obsoleto (Bauman). Lo obsoleto es descartable. La respuestas son múltiples: determinar cuáles son los nuestros, de los que no defendernos (al menos provisionalmente), esforzarnos en excluir a quienes podrían mover nuestra silla y, sobre todo, acelerar, ir más rápido (Byung-Chul Han, “La sociedad del cansancio”, 2010). La adecuación a los cambios exige un ritmo cada vez más rápido. Las TIC no suponen más tiempo para el descanso, sino el aumento de la productividad: hacer más en menos tiempo, ir más rápido. ¿Cómo hacer de la tecnología empoderamiento y participación? Loyola pide: personas capaces de mortificación.

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