En 1946,
Wittgenstein amenaza a Popper con un atizador de chimenea en mitad de su
conferencia y le desafía: “¡Deme usted un ejemplo de regla moral!” (Goñi “Las
narices…”, 2008). Para Sloterdijk (“Temperamentos…” 2010) Wittgenstein es un
“mito” intelectual. Todo su empeño es buscar su lugar en el mundo. Y su pasión
es el intento de no caer en la locura. Su imagen “monocal” es la del cuidador
de la realidad que se escapa por el
“hueco existente entre dos frases” (Sloterdijk). Deja escrito: “De lo que no se
puede hablar, mejor es callar”. Vive mucho tiempo en silencio. Su vida y su
obra, hechas ambas de proposiciones cortas, tienen una hondura que trasciende y
se hace mito. Popper le responde: “No se debe amenazar a los conferenciantes
con el atizador”. Wittgenstein lanza el atizador a la chimenea y sale de la
sala. Un portazo retumba.
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