El
judaísmo se ve amenazado por la modernidad. A lo largo del siglo XIX, se teme a
la exterminación “…como una evaluación realista del potencial aniquilador de la
modernidad” (Armstrong, “Los orígenes…”, 2010). Entre las muchas reacciones, el
Sionismo propone una tierra refugio. Los sionistas ven la religión como un
freno al progreso de Israel. Sin embargo, el mito de Jerusalén y del retorno a
la Tierra Santa es un magnífico aliado del sionismo. El sionismo es un camino
peculiar para introducir al judaísmo en la modernidad. Choca con el judaísmo
ortodoxo que hace tabú de toda pretensión de convertir al Mesías de nuevo en
una propuesta política actual. Si se rompe ese tabú, el lenguaje narrativo de
la religión se trata como lenguaje racional, como logos. La historia muestra la
sangre como resultado.
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