martes, 4 de septiembre de 2018

Las tristezas del destierro


La modernidad acompaña a los sefardíes antes de la expulsión. Su formación y cultura supera a la de los gentiles. Muestra, sin embargo, Armstrong ("Los orígenes...", 2010), que ese poder intelectual resulta ineficaz para aliviar las tristezas del destierro. Están los intentos de los judíos racionalistas, muchas veces crecidos de la imposibilidad de practicar la fe –como sucedía con los marranos, para los que resulta incomprensible la narrativa creyente heredada en la ausencia de ritos y prácticas-. El deísmo resultante es insípido ante el dolor humano. El intento de Spinoza, excomulgado de la Sinagoga, apunta hacia una espiritualidad diversa, panteísta… insuficiente para los rabinos, excesiva para los laicismos. Los cambios actuales, el todo fluye, el malestar de la globalización, ¿tienen respuesta poco eficaz en el “aggiornamento” ilustrado de las iglesias? ¿Mejor una respuesta fundamentalista?

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