Una concepción historicista
del cristianismo haría prescindible la fe: la capacidad predictiva de la
ciencia histórica mostraría la verdad o falsedad del mensaje cristiano (la
redención). ¿No es algo de ese modo de pensar lo que aparece en Hegel cuando
intenta mostrar toda la realidad y la realidad como un todo? La totalidad, la comprensión de la totalidad,
haría superflua la necesidad de fe. El
cristianismo (la historia del Dios encarnado y redentor) no parece considerar
el mundo como un drama pre-escrito por Dios. El discernimiento no consiste en
descubrir la facción que, finalmente, nos permitirá estar del lado de los
vencedores cuando culmine la historia. K. Barth señala: “Cristo padece. Por lo
tanto, no conquista. No triunfa. No tiene éxito… No consigue nada más que su
crucifixión”. Este hecho histórico es el que señala el sentido de la fe.
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