Observa
Fazio (“Terrorismo mediático”) que el periodismo del s. XXI muestra la guerra
sin mediación. La CNN nos pone desde el salón y con una cerveza ante el misil
que estalla y dispersa los cadáveres… y el relato. La violencia de la guerra es
espectáculo. Con el lenguaje del videojuego, la realidad se gamifica. La vida
social, convertida en imágenes pulidas y brillantes, pervive mientras brilla.
Todo se acelera. Viene y va, pero no viene de lugar alguno ni a sitio alguno
lleva. Sólo brilla. A ese brillo, medido en audiencias o reproducciones, ¿se
puede denominar periodismo? Ni brillo ni ruido son neutros: el valor de sus
argumentos queda determinado por la viralidad. A esa suma de destellos y
clamores denomina Byung-Chul Han el “enjambre”. Entre las abejas, sin embargo,
se produce la miel. Cabe, por tanto, preguntarse si la fuerza del periodismo
está en la miel.lunes, 29 de octubre de 2018
La fuerza del periodismo
Observa
Fazio (“Terrorismo mediático”) que el periodismo del s. XXI muestra la guerra
sin mediación. La CNN nos pone desde el salón y con una cerveza ante el misil
que estalla y dispersa los cadáveres… y el relato. La violencia de la guerra es
espectáculo. Con el lenguaje del videojuego, la realidad se gamifica. La vida
social, convertida en imágenes pulidas y brillantes, pervive mientras brilla.
Todo se acelera. Viene y va, pero no viene de lugar alguno ni a sitio alguno
lleva. Sólo brilla. A ese brillo, medido en audiencias o reproducciones, ¿se
puede denominar periodismo? Ni brillo ni ruido son neutros: el valor de sus
argumentos queda determinado por la viralidad. A esa suma de destellos y
clamores denomina Byung-Chul Han el “enjambre”. Entre las abejas, sin embargo,
se produce la miel. Cabe, por tanto, preguntarse si la fuerza del periodismo
está en la miel.
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