Observa
Fazio (“Terrorismo mediático”) que el periodismo del s. XXI muestra la guerra
sin mediación. La CNN nos pone desde el salón y con una cerveza ante el misil
que estalla y dispersa los cadáveres… y el relato. La violencia de la guerra es
espectáculo. Con el lenguaje del videojuego, la realidad se gamifica. La vida
social, convertida en imágenes pulidas y brillantes, pervive mientras brilla.
Todo se acelera. Viene y va, pero no viene de lugar alguno ni a sitio alguno
lleva. Sólo brilla. A ese brillo, medido en audiencias o reproducciones, ¿se
puede denominar periodismo? Ni brillo ni ruido son neutros: el valor de sus
argumentos queda determinado por la viralidad. A esa suma de destellos y
clamores denomina Byung-Chul Han el “enjambre”. Entre las abejas, sin embargo,
se produce la miel. Cabe, por tanto, preguntarse si la fuerza del periodismo
está en la miel.
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