lunes, 3 de junio de 2019

Zaqueo

Zaqueo se sube a la higuera porque la multitud no le deja ver lo que acontece más allá. Ciertamente, había algo que ver, que mirar, que escuchar. La tradición espiritual nos pide cerrar los ojos para ver. Pero, luego, mantenerlos muy abiertos. Exupery afirma que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Para ver, por tanto, hay que cuidar la interioridad. Sin embargo, en cuanto cerramos los ojos, con frecuencia se extiende la pantalla en la que se proyecta también nuestro ruido interior. Imágenes distorsionadas por nuestros miedos y deseos se apropian de nuestra mirada. Por tanto, hay que cultivar también cierto señorío de la interioridad para ver lo real. La bulla también es externa. Llega en el ritmo creciente con el que circula nuestra cultura e impone el instante y el cambio, aumenta el brillo y el volumen y destierra los espacios de desierto y silencio. Insiste Loyola en que más que el mucho saber, lo que nos da vida es el sentir y gustar internamente. Zaqueo se subió a la higuera… ¡¡y por eso lo vieron a él y le invitaron a bajar y a recibir en su casa!! Comenzaba así la aventura de la mirada.

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