“Caminante, no hay camino, (...) sino estelas en la mar”, escribe Machado. Desde la sociología, Bauman, a
finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI parece empeñado en mostrar las
consecuencias prácticas de tanta fluidez marina y líquida. Nada permanece, todo
fluye y los estados se muestran incapaces de garantizar con sus muros los
embates de las olas neoliberales. El mandato de la libertad (de los
nuestros/as) se impone sobre el de la seguridad. Se despide a una vecina de un
pueblo de Canarias que trabaja en servicios sociales como consecuencia de la
crisis que produce un vecino de un pueblo desconocido de EE.UU. que no paga su
hipoteca. Todo fluye y soñamos que levantando fronteras, muros, vallas y
aumentando las cuantías del derecho penal nos dotamos de una seguridad perdida.
Salimos a la calle y nos manifestamos.
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