Postmodernidad es, en buena medida, adiós a la
“Verdad”. Esta despedida tiene su itinerario. Descartes introduce la duda sobre
el mundo exterior y afirma sólo a partir de lo que se vive subjetivamente
(Cogito ergo sum). Con la Ilustración se entroniza la Razón y se camina hacia
la muerte de Dios (con mayúsculas). El siglo XX saborea los monstruos y
proclama el final de la metafísica (la realidad es quien la pastorea). Desde
entonces, el pensamiento es débil y los fundamentos líquidos (o gaseosos). Con
Rorty hemos pasado del razonamiento a la “mera” conversación. ¿Se puede afirmar
que con el tercer milenio entramos en la post -
post modernidad? ¿Sería acaso el retorno a los hechos fehacientes (Sokal
y Bricmont)? Parece posible y es necesario recuperar la hoja de ruta de
Ellacuría S.J.: “Hacerse cargo, cargar y encargarse de la realidad”.
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