Cuando Foucault dice que el “ser humano” es una creación del siglo XIX,
¿supone que no existía un concepto más o menos universal de humanidad en la
cultura occidental? En el s. XIII, para Aquino todas las personas forman parte
de la “clase de cosa” que es “humana”: sólo
la presencia de determinadas cualidades materiales y racionales (espirituales)
justifican predicar el carácter humano de una realidad. Sustancia, accidente,
materia y forma, entre otros, son términos con los que Aquino intenta dar
cuenta de nuestra experiencia del mundo. Kopleston SJ (Aquino, 1995) lo dibuja
como una síntesis con tres patas: la filosofía del sentido común (las cosas son
lo que son); el empeño aristotélico de poner palabras al fundamento real de
nuestro conocimiento; y, finalmente, la confianza en la trascendencia de
nuestra Historia. Todo un programa.
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