Es un
neologismo y da nombre al miedo a los pobres: Aporofobia. La puso en
circulación Adela Cortina. Fue palabra del año (Fundeu 2017). En nombre de la
protección de nuestro espacio europeo y de la identidad que supuestamente nos
arrebatan los extranjeros, la UE y sus sociedades no están a la altura de las
personas refugiadas. Nos defendemos de ellas y con tales medios, que el
balance es desolador: muros y alambradas en nuestras fronteras, países que no
respetan las decisiones de la Comisión Europea, desconfianza entre los socios,
crecimiento de las mafias y cadáveres. Los odios y sus miedos son malos
consejeros a la hora de ponernos en marcha. Ojalá cambiemos las fobias en
filias, y, como una sociedad que cree en la humanidad, nos pasemos a la
aporofilia, es decir, al amor a quienes más necesidades tienen.
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