lunes, 7 de mayo de 2018

El lugar de la tarea

Ya que el Mar Muerto no permite pescar y que la mayoría de los puertos quedan fuera del alcance de los pescadores autóctonos, el Mar de Galilea, también Tiberiades, es su lugar de brega. En este entorno ponen los Evangelios buena parte de la actividad de Jesús, con centro principal en Cafarnaúm. Simón (que Cristo apodó como Pedro) y sus compañeros se dedicaban a la pesca. El lago es trabajo ordinario. Juan, el último de los escritores canónicos, sitúa en este enclave la experiencia del resucitado. Nos habla, pues, de una experiencia en lo cotidiano. Añade, además, la noche (la oscuridad) y el fracaso en la tarea (“no pescaron nada”), para situarnos en el ambiente del sepulcro y el final, aparentemente inevitable, del movimiento de Jesús. Pero en lo cotidiano del trabajo, se plantea una pregunta (“Simón de Juan, ¿me amas?”) y una tarea: el cuidado.

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