Buena
parte de la crítica a la propuesta de la modernidad se centra en que da la
primacía al ser humano y a este como sujeto: el “cogito” cartesiano hace
depender el acceso a la realidad de la propia subjetividad. Desde la subjetividad
a las ideas y desde las ideas al idealismo. La reacción positivista y
neopositivista coloca en el centro las cosas, su medida y su formulación. Marx
mete la idea en la historia: la historia se despliega en crisis sucesivas hacia
un modelo ideal de sociedad, de humanidad. El liberalismo (neoliberalismo) deja
indefensa a la persona más débil quizás porque es sólo consumidor/a. Mounier,
que ve el desplome de la codicia posesiva en el 29, será testigo de los campos
de exterminio y de la guerra supremacista. Insiste: solo si consideramos a la
persona y le damos primacía, evitaremos tanto dolor.
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